Una vez que hayas llegado a la capital económica de Italia, la primero que debes hacer es visitar el Duomo de Milán, símbolo de la ciudad y un importante ejemplo de arquitectura gótica. La belleza del Duomo se completa con la aguja principal, dominada por la famosa Madonnina, una estatua de cobre dorado de 4 metros de altura. A pocos pasos del Duomo se encuentra el Palacio del Arengario con su maravilloso Museo del Novecento. Si te gusta el arte del siglo XX, especialmente el futurismo, el Palacio del Arengario es una etapa obligada en Milán. Desde 2009, este edificio, a un paso del Duomo y de la Galería Vittorio Emanuele II, alberga una de las más importantes colecciones de arte italiano del siglo pasado, haciendo especial énfasis en el Futurismo, con obras de Boccioni, Marinetti, Balla y los demás intérpretes de aquel movimiento de vanguardia.