Después de haber estacionado el auto, déjate sorprender por las variadas vistas de la ciudad: un museo a cielo abierto en el cual tantos estilos arquitectónicos, tan diversos entre sí, se funden y se confunden. El símbolo de este melting-pot artístico es la Cattedrale, Patrimonio de la Unesco.
Junto a la Palermo de las bellezas y de la cultura, representada por el Teatro Massimo, disfruta de la Palermo de los colores, de los sabores y de los perfumes típicos en los mercados tradicionales: Ballarò, la Vucciria, el Capo.
Antes de volver a subirte al auto para conducir a lo largo de la espléndida costa septentrional de Sicilia, tal vez para ir desde Palermo hacia la deliciosa Cefalù, concédete un apetitoso sándwich con “penelle” y “crocché”, un “arancino”, uno “sfincione”: sabores auténticos que seducen al paladar.